El Cuerpo: Nuestro Sagrado Vehículo de Vida


El Cuerpo: Nuestro Sagrado Vehículo de Vida

Desde septiembre de 2024 hasta ahora, febrero de 2025, he estado viajando constantemente. He recorrido Turquía, Italia, Colombia y, dentro de los Estados Unidos, he viajado desde Nueva Jersey, donde vivo, hasta Massachusetts. Este 2025 lo comencé en Dubái y ahora continúo en Turquía nuevamente. 

Pero, ¿cómo una mujer de 59 años puede aguantar tanto? Viajes de hasta 15 horas en avión, cambios de horario, trabajo constante y que el jet lag no me afecte tanto. Además, en enero de 2025 pasé por una biopsia de seno que me tomó casi tres semanas de recuperación. 

La clave ha sido el cuidado consciente de mi cuerpo y una rutina que me permite sostener esta intensidad de vida.

Siempre he sentido que nuestro cuerpo es mucho más que un simple recipiente físico; es nuestro vehículo sagrado en esta vida, el puente entre el alma y la experiencia terrenal. No es una casualidad que estemos aquí, en este cuerpo en particular. Cada parte de él ha sido diseñada con un propósito, alineado con lo que vinimos a aprender y experimentar.

Nuestro cuerpo está hecho de la misma materia que la Tierra: minerales, agua, aire y la energía vital que nos mantiene en movimiento. Es increíblemente sabio, capaz de autorregularse y sanarse cuando le damos lo que necesita. A veces, cuando enfermamos, en lugar de verlo como un problema, podemos reconocer que el cuerpo nos está enviando un mensaje, mostrándonos lo que necesita equilibrio. En muchos casos, esas experiencias nos enseñan no solo a sanarnos a nosotros mismos, sino también a guiar a otros en su propio proceso.

Por eso, creo que es fundamental cambiar la manera en que nos relacionamos con nuestro cuerpo. No es un enemigo al que debemos castigar o criticar, sino un compañero al que debemos amar y respetar. Cada célula, cada latido, cada respiración es una prueba de lo perfecto que es. Y así como nutrimos nuestra mente con buenos pensamientos y fortalecemos nuestro espíritu con prácticas de conexión, nuestro cuerpo también merece cuidado y atención.

Es el vehículo que nos permite abrazar, sentir, reír, bailar, explorar el mundo y vivir cada experiencia. Cuando logramos alinear nuestra mente, cuerpo y espíritu, entramos en un estado de armonía profunda. Y en ese equilibrio, descubrimos que no hay nada más poderoso que aceptarnos y honrarnos tal como somos.

El agradecimiento, la meditación y el Qigong han sido fundamentales para regular mi cuerpo y fortalecer mi bienestar. A través de la respiración consciente, el movimiento y la conexión con la Divinidad, he aprendido a escucharlo y darle lo que necesita. Mi rutina diaria ha sido clave: todas las mañanas, practico lo que llamo Conquistar mis mañanas para elevar mi día, porque la salud es abundancia. Inicio con gratitud, medito 15 minutos, realizo movimientos de Qigong y escucho los mensajes  de los angeles que me llegan cada día. 

Desde los 15 años, tomo agua con limón en ayunas, complemento con omega y vitamina D, camino lo más que puedo y cuido mi alimentación con un enfoque mediterráneo, evitando  100% el cerdo y los fritos. Aunque  tengo una enfermedad incurable y la menopausia ha traído desafíos con mi peso, sigo comprometida con mi bienestar y ahora incluyo un producto de Doterra para fortalecer mi sistema inmune.

Aunque es un reto para mí mantenerme con un peso saludable, estas prácticas me han brindado mayor equilibrio, paciencia y comprensión hacia mí misma. No siempre es fácil, pero cada vez que me permito dedicarme a estos momentos de conexión, mi cuerpo responde con más vitalidad y bienestar. Sé que el proceso no es lineal, pero cada paso hacia el autocuidado es un acto de amor propio.

Ahora que estoy viajando, he notado aún más cómo, cuando cuido mi cuerpo, él me responde bien. Me ha permitido disfrutar cada experiencia con energía y presencia, como estar en Dubái con 29°C un día y al siguiente en Turquía con 5°C. Esto me recuerda que no hay mayor regalo que sentirnos bien dentro de nuestra propia piel.

A mi comunidad de viajeros al interior, quiero recordarles que este camino de autoconocimiento no solo implica explorar nuestra mente y espíritu, sino también honrar el cuerpo que nos sostiene en cada paso del viaje.

¿Cómo te relacionas con tu cuerpo? ¿Lo ves como un aliado en tu camino de vida?


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